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Qué lástima lo de Amnistía Internacional

Desde 1961, cuando fuera creada por Berenson y algunos colegas periodistas y juristas, Amnistía Internacional ha desarrollado una importante labor de defensa de los derechos humanos, bien es cierto que más en el pasado que en el presente. Gracias a su denuncia se hicieron visibles numerosos atropellos a la dignidad humana, mediante el uso de la publicidad como medio de hacer visibles las transgresiones a los derechos humanos.

Desde hace unos años –ver y ver– parece se ha focalizado en la promoción del aborto. En el 2007 declaraba que «la política de Amnistía Internacional sobre derechos sexuales y reproductivos no promueve el aborto como derecho universal, y la organización guarda silencio sobre la bondad o maldad del aborto», y tan sólo defendía los derechos de las mujeres al aborto en los casos de violación, riesgo para la salud de la madre e incesto. Ahora, en cambio, el aborto es contemplado como un derecho sin restricción, como observamos en su última declaración en España.

«Millones de personas en todo el mundo, especialmente mujeres y niñas, no pueden decidir sobre su cuerpo, su salud, su sexualidad o su vida reproductiva, unas normas reconocidas por el derecho internacional» ha afirmado Estebán Beltrán, director de Aministía Internacional España. Y tiene razón en lo que dice, si se toma como una afirmación global.

Pero cuando continúa hablando, nos deja ver que era una mera introducción para defender el rechazo del Anteproyecto de ley de protección de la vida del concebido y de los derechos de la mujer embarazada«Amnistía no suele pedir la retirada de muchos proyectos de ley, sin embargo, en este caso lo hemos hecho porque no encontramos nada positivo que pueda beneficiar a las mujeres» puntualiza Esteban Beltrán, «esta reforma penaliza de forma subliminal a las mujeres que quieren acceder al aborto legal, seguro y con toda la información, esperemos que no se apruebe como está y que puede ser retirado o radicalmente transformado«.

Uno puede estar de acuerdo o no con el proyecto del ministro Gallardón, pero es honesto porque plantea la totalidad de la cuestión y opta por determinadas medidas. Se podría decir que a Amnistía Internacional no le interesa contemplar todo el problema sino sólo promocionar su solución para uno de los aspectos. Además ninguneando al ser humano concebido que lleva la mujer en su seno.

Quizá Amnistía Internacional está perdiendo su equilibrio y está pasando a formar parte del grupo fuertemente subvencionado por entidades del primer mundo para imponer su aborto en todas las regiones. Ese dinero le va a permitir subvencionar la campaña «Mi Cuerpo, Mis derechos». Una campaña global de dos años de duración para la extensión del acceso libre al aborto en todo el mundo.

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