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La libertad de cambiar tu sexualidad

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Los ingenieros sociales LGBT están preocupados por encontrar el método para cambiar la forma en que se entienden las familias, la procreación y las relaciones. Una de sus conquistas más ambiciosas ha sido su exitosa incursión en las escuelas, de la que ya se ha hablado anteriormente.

En los últimos años también se han afianzado en la psicología y esto es de lo que se puede hoy se trata aquí.

El lobby LGBT argumenta que cualquier problema que sufran las personas LGBT puede atribuirse al estrés de las minorías, la homofobia o el estigma internalizado. Por lo tanto, si una persona LGBT busca terapia, debe ser “afirmada” en su propia diversidad particular, ya sea su disforia de género, su atracción hacia el mismo sexo o su preferencia por prácticas sadomasoquistas.

Se puede observar esto cuando los jóvenes presentan disforia de género. En lugar de explorar la posibilidad de superarlo, se les induce al uso de los bloqueadores de la pubertad y al de hormonas del sexo cruzado, a pesar de las implicaciones de una medicalización que será de por vida cuando se sometan a una cirugía de reasignación más adelante.

Este enfoque de afirmación implica prohibir la llamada “ terapia de conversión ”, un término que se remonta a una época en la que la homosexualidad estaba criminalizada y se daban abusos atroces como la terapia electroconvulsiva.

Es un término que se utiliza para desacreditar, deslegitimar y, en última instancia, criminalizar las terapias de conversión para aquellos que desean explorar las posibilidades de dejar su atracción por el mismo sexo. El término es engañoso en varios sentidos.

Asume una comprensión torpe, binaria e inmutable de la sexualidad como heterosexual u homosexual. No tiene en cuenta que la sexualidad es tan matizada, fluida y variable como la vida de las personas. El lobby LGBT, mientras  considera que nuestro sexo biológico es una cuestión de elección, en cambio  defiende que nuestra sexualidad es inamovible.

No es así. Puede estar sujeta a la voluntad y a la acción humanas. Al negar ayuda profesional, terapéutica o pastoral a quienes se sienten incómodos con su homosexualidad, es el lobby LGBT quien niega la libertad de elección.

El lobby justifica la prohibición argumentando que si alguien quiere cambiar su comportamiento homosexual, esto implica que lo considera un trastorno. Sin embargo, buscar ayuda para cambiar comportamientos o emociones es parte de la terapia. No es necesario que nuestros comportamientos sean «enfermos» o «desordenados» para que deseemos cambiarlos.

El lobby LGBT también argumenta que las personas solo quieren alejarse de su homosexualidad porque han sido víctimas de la homofobia. Sin embargo, quienes buscan esta terapia son muy conscientes de la homofobia sistémica e internalizada. Un cliente que no se cree la narrativa LGBT no es una víctima de la homofobia. Al contrario. Es una persona que ha desarrollado su propio punto de vista.

La “terapia de conversión” evoca imágenes de clientes que han sido presionados por familiares, amigos o pastores para buscar esa terapia. La realidad es que los terapeutas no tratarían a alguien que fuese a consulta debido a presiones externas. Es una condición de la terapia que los objetivos sean fijados por el paciente.

Sólo la izquierda progresista insiste en imponer su punto de vista.

De hecho, los propios clientes expresan claramente el deseo de explorar su potencial heterosexual. Las razones que dan son variadas y amplias.

Para algunos es porque les gustaría su propia familia, criando hijos junto a una persona a la que aman. Este es un deseo natural y no requiere la ideología de la “heteronormatividad” para explicarlo. Los cuerpos fueron diseñados para ello y es el resultado del amor heterosexual, no homosexual.

Para algunos hombres y mujeres, enfrentarse a su atracción por el mismo sexo forma parte de la preservación de su matrimonio. Experimentar la ideación hacia el mismo sexo no le hace ningún bien a su matrimonio.

Algunos sienten que lo que hacen en la cama ha llegado a ser la base de su identidad y su estilo de vida. Alejarse de la atracción por el mismo sexo forma parte de la construcción de una identidad sobre una base más firme que la de ser «gay».

Para algunos hombres, sentirse atraído por personas del mismo sexo significa que sus relaciones con otros hombres están sexualizadas. Esto compromete los procesos normales de vinculación masculina y el desarrollo de amistades entre personas del mismo sexo. Los hombres expresan el deseo de sentirse cómodos en las relaciones con hombres que son «heterosexuales».

Algunos hombres y mujeres sienten que su atracción por el mismo sexo es consecuencia del abuso que experimentaron en la infancia. Las estadísticas indican una correlación entre el abuso sexual y la atracción por personas del mismo sexo, lo que corrobora su punto de vista. Lidiar con su atracción por el mismo sexo podría ser parte de un panorama más amplio para curarse de las consecuencias de su abuso.

Algunos simplemente consideran que las relaciones homosexuales no son satisfactorias. El psicólogo Nicolosi explicó que, aunque la experiencia de placer físico o emocional y el alivio emocional pueden ser intensos, los sentimientos no duran y pueden dejar un mayor malestar una vez que el subidón inducido por la bioquímica se ha desvanecido.

Sea cual sea la razón, las personas deben tener la libertad de perseguir sus objetivos.

Publicada en Mercatornet por Belinda Brown | 09 de noviembre de 2020 | The freedom to change your sexuality

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