Hace quince días se suicidó un chico de 24 años. No ha aparecido en los periódicos porque estas noticias es mejor que no aparezcan, para evitar las emulaciones.
La noticia ha caído como un mazazo entre sus más cercanos. Su familia, una familia unida, ha quedado consternada. Como son personas que miran hacia la eternidad, su dolor se ha visto acompañado de la esperanza de encontrarse un día con su hijo, o hermano.
Me ha llamado la atención la reacción de sus muchos amigos: estaban críticos con su amigo, porque no había confiado en ellos y los había abandonado. Al principio, no entendí esta crítica, me pareció dura e incosiderada.
Más tarde he comprendido sus palabras: una parte de ellos mismos ha muerto cuando ha desaparecido su amigo. Habrían hecho cualquier cosa por ayudarle a salir adelante. Por eso les dolía que su amigo no hubiera acudido a esa fuerza común que es la solidaridad entre los que se quieren.
No tengo ninguna duda de que en este caso el suicidio ha sido consecuencia de la depresión que ese chico ya había padecido en otros momentos. También sus amigos empiezan a aceptar que hay situaciones que no son fruto de la libertad sino de la enfermedad, y que ésta es la realidad en la que todos nos movemos.
Todo esta situación me ha hecho reflexionar sobre el tema de la eutanasia y la petición de ayuda para el suicidio.
Algunos quieren defender una imagen de la eutanasia y del suicidio asistido como la máxima expresión de la libertad individual, que no debería ser reprimida por la sociedad. Es más ésta debería dedicar sus recursos a matar a quienes lo desean, porque de esta forma mejora la sociedad al hacerse más tolerante.
Ya ni se habla de situaciones de dolor insufrible, porque la medicina ha conseguido tratar el dolor, y por tanto poner remedio a estas situaciones penosas. Se piensa que lo que hay que defender es el derecho a quitarse la vida, y a reclamar de los demás los medios para conseguirlo.
Bajo esta perspectiva se podría pensar que no debemos lamentar tanto la muerte de este chico, porque quizá ha sido un acto de legítima libertad. Quizá se me corregirá alegando que en este caso se ha tratado de la influencia de una depresión. De acuerdo, es un caso distinto.
Pero si miramos lo que está ocurriendo en la práctica de la eutanasia legal en Holanda y en Bélgica, ¿acaso se está teniendo cuidado para detectar los casos de debilidad sicológica y tratarlos? No. Es más un tercio de los actos de eutanasia se llevan a cabo sin consentimiento expreso de las personas.
Pero volvamos al razonamiento que hacía este grupo de amigos: dejándonos nos ha quitado algo que es nuestro, el vínculo que tenía con cada uno.
Una visión demasiado individualista de la persona, ignora que todos tenemos una parte de nosotros mismos asentada en las personas que nos rodean. Se pretende que la libertad se ciña a los propios intereses, olvidando la responsabilidad sobre los otros que surge de las relaciones que mantenemos las personas.
El máximo de libertad, ¿se mide por lo atrevido de mi conducta personal, o por el bien que desarrollo con los que me rodean?
Me temo que algunas peticiones de eutanasia encierran el mensaje de que para qué vivir si mi vida no le importa a nadie. Cuando ante esta petición la sociedad responde aceptándola, en el fondo le está diciendo que, efectivamente, su vida no tiene valor para la sociedad.
La eutanasia puede parecer que es un triunfo de la libertad pero en realidad es un triunfo de la insolidaridad y de la indiferencia.
Un cultura de la vida debería poner el esfuerzo necesario para acabar con los problemas de las personas, no con las personas que tienen problemas.
Comments 2
Tema interesante y complicado el de la eutanasia… Creo que, aunque puede que algunas peticiones de la eutanasia encierren el mensaje de «para qué vivir si mi vida no le importa a nadie», también hay veces que son situaciones muy duras y difíciles de llevar en las que entendería dicha petición.
Si me pasara a mí, si por algún tipo de accidente o enfermedad tuviera que vivir en determinadas situaciones, creo que la pediría. Creo que el suicidio en determinadas circunstancias es egoísta por la gente que dejas detrás, gente a la que le importas y que te quiere a su lado, pero también pienso que si esa gente te ve sufrir, en una situación totalmente irreversible (las depresiones, por poner un ejemplo, pueden tratarse y, aunque a veces sea muy difícil, sí que se pueden revertir, sin embargo, un síndrome de enclaustramiento no…) entendería que para vivir así prefirieras no vivir.
No sé, no sé lo que haría si me pasara porque hasta que uno no se ve en la situación no puede saber cómo se comportará, pero entiendo dichas peticiones en determinados casos…
Muchas gracias por haber aportado tu opinión en mi post,
Un saludo