El miércoles 18 de junio de 2025, el Tribunal Supremo de Estados Unidos tomó una decisión trascendental con grave calado en el ámbito de la bioética y los derechos individuales. El tribunal ratificó la ley de Tennessee que prohíbe las terapias hormonales y los bloqueadores de pubertad para niños trans, un fallo que ha desatado un intenso debate y que tendrá amplias implicaciones.
¿Qué Dictaminó la Corte Suprema?
La decisión, con un resultado de 6 votos a favor y 3 en contra, respaldó la legislación de Tennessee conocida como Senate Bill 1. Esta ley prohíbe específicamente:
- «todos los tratamientos médicos destinados a permitir que ‘un menor se identifique con, o viva como, una supuesta identidad inconsistente con el sexo del menor’ o para tratar ‘supuestas molestias o angustias por una discordancia entre el sexo del menor y la identidad afirmada'».
- el acceso a terapias hormonales y bloqueadores de pubertad para menores trans.
Tennessee había argumentado que la ley busca proteger a los menores en ese estado y preservar la integridad y ética de la profesión médica. Sin embargo, la misma iniciativa permite a los médicos suministrar estos tratamientos a «menores con defectos congénitos, pubertad precoz u otras afecciones», lo que, para algunos críticos, «pone de manifiesto el trasfondo tránsfobo de la norma».
El presidente del Tribunal, el magistrado John Roberts, quien redactó la opinión mayoritaria, señaló que el papel de la Corte no es «juzgar la sabiduría, la equidad o la lógica» de la ley, sino asegurar que no viole la Cláusula de Igual Protección de la Decimocuarta Enmienda, concluyendo que no lo hace. También destacó, y este es un aspecto muy importante, el desconocimiento que existe sobre los efectos de estos tratamientos, sugiriendo que «la Constitución deja tales preguntas a los representantes del pueblo», y no a los jueces de la Corte Suprema, «ninguno de los cuales es médico».
Las Voces Disidentes
Tres magistradas de la Corte, Sonia Sotomayor, Elena Kagan y Ketanji Brown Jackson, votaron en contra de la decisión. La magistrada Sonia Sotomayor emitió una «dissenting opinion» (opinión disidente) contundente, señalando que la decisión del Tribunal «causa un daño irreparable a la Cláusula de Igual Protección» de la Decimocuarta Enmienda y «abre la puerta a que los legisladores incurran en discriminación».
Sotomayor manifestó su «tristeza» y alegó que el fallo «autoriza, sin reparo alguno, un daño incalculable a los niños transgénero y a los padres y familias que los aman». Además, citó la alarmante estadística frecuentemente mencionada de que «hasta un tercio de los menores trans intentan suicidarse a lo largo de un año escolar«. Aunque no tiene en cuenta que, precisamente esta afirmación ha sido desmentida por los recientes estudios científicos.
Repercusiones y el Contexto Político
Esta decisión del Tribunal Supremo podría alentar a otros estados a implementar o endurecer legislaciones en el mismo sentido que en Tennessee. De hecho esta sentencia ha sido muy esperada por sus posibles «efectos dominó» en otras batallas legales relacionadas con otras situaciones relacionadas , como el acceso a baños o la participación en deportes escolares.
La Fiscal General Pam Bondi, por ejemplo, ha elogiado el fallo, declarando que el Departamento de Justicia «continuará su lucha para proteger a los niños de Estados Unidos y los derechos parentales», e instando a otros estados a «seguir el ejemplo de Tennessee».
Desde una perspectiva bioética, esta sentencia plantea preguntas fundamentales sobre la autonomía de los menores, los derechos parentales, la ética médica y el papel del estado en la toma de decisiones sanitarias.
Comments 2
Lo grave es no tener en cuenta las estadísticas
Reales tanto de tendencia al suicidio que se menciona son falsas, como las estadísticas que demuestran que la gran mayoría de los niños con tendencias homosexuales en la infancia y adolescencia cambian a la heterosexualidad al crecer y madurar
Por otro lado es importante te mencionar los hallazgos últimos en neurociencias que demuestran que el cerebro del ser humano no se termina de desarrollar ( el lóbulo prefrontal sobre todo) sino hasta entre 20 y 25 años principalmente influido por las hormonas sexuales. Si estas se manipulan artificialmente, tendrían una repercusión irreversible en el desarrollo armónico del cerebro del consumidor adolescente o peor aún infante.
Totalmente de acuerdo. Muchas gracias