Me ha parecido bueno el artículo que publica El País hoy 16.11.2008. Trata bien la complicación de la determinación del consentimiento informado en personas que son menores, pero de las que se puede suponer que tienen madurez suficiente para decidir.
Inmaduros ante la vida, maduros para la muerte
Sin embargo discrepo -aparte del error de afirmar que Romeo Casabona es jesuita-, :
- El título como es frecuente, busca más la efectividad que transmitir la realidad.
- Le pone una encuesta al lado, que es, al menos, confusa: ¿a qué edad puede una persona decidir sobre su vida? Es confusa, porque lo que está decidiendo es sobre limitar las acciones terapéuticas.
- Por otra parece que es un importante error cofundir la decisión sobre limitación del esfuerzo terapéutico y el suicidio asistido, o la eutanasia. Realmente tengo serias dudas de que un periódico serio como El País ignore las diferencias. Pero la realidad es que este caso desde la perspectiva de la eutanasia y del suicidio, lo cual no es cierto.
- También afirma que Bernat Soria ha hablado de legislar sobre la eutanasia, pero calla que posteriormente también dijo que en España no hacía falta esa legislación.
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Este es un artículo típico de El País. Con un tono moderado, va describiendo una situación real, y poco a poco va deslizando al lector por una pendiente resbaladiza que le lleva al huerto. En este caso, el huerto es confundir limitación del esfuerzo terapéutico con la eutanasia; sino a santo de qué viene el hablar al final de su artículo de la legislación sobre eutanasia en Holanda y Bélgica? No puedo creer que un periódico serio haya deslizado esos comentarios de forma casual, o simplemente por estirar el artículo y rellenar unos huecos.