sábado, 14 de septiembre de 2024

Se debe dejar de referirse a las personas nacidas por gestación subrogada como «niños»

Trafico de niños
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Todos los que pensáis que la gestación subrogada es una buena idea: conoced a Olivia Maurel, de 32 años. Nació por gestación subrogada y ahora lucha por abolirla. La maternidad subrogada es nada menos que tráfico de niños y una grave violación de los derechos humanos, afirma.

Olivia Maurel se encontraba Roma, en una conferencia internacional contra la industria de los vientres de alquiler organizada por la Declaración de Casablanca, una declaración de principios para poner fin a todas las formas de gestación subrogada. Maurel es su portavoz. En su discurso, Maurel contó que cuando era pequeña sentía que algo no iba bien.

Sus padres eran una pareja de franceses y estadounidenses mayores y ricos. La madre ya tenía un hijo biológico y cuando conoció a su nueva pareja era demasiado mayor, pero la pareja seguía queriendo un hijo. Contrataron a una madre de alquiler en Estados Unidos e intentaron utilizar óvulos donados, pero no funcionó. Acabaron inseminando a la madre de alquiler, lo que se conoce como gestación subrogada tradicional.

Maurel cuenta que se quedó de piedra cuando se dio cuenta de que sus padres eran en realidad sus compradores. Habían pagado un millón y medio de euros por adquirirla, de los cuales una fracción fue a parar a su madre. También fue un alivio: confirmó sus sospechas e hizo que todo encajara.

Se dio cuenta de por qué le había resultado tan difícil relacionarse y por qué se había sentido desarraigada y había caído en una espiral destructiva de abusos. Se hizo una prueba de ADN, fue a ver a su madre biológica y descubrió que tenía un hermanastro. Su madre le contó que, cuando dio a luz a Maurel, no le permitieron tocarla para no crear un vínculo entre ellas. Maurel fue colocado en su propia cama en el hospital y recogida por los compradores. Pero reaccionaste a mi voz, dijo la madre, te volviste hacia mí cuando hablé, como si reconocieras la voz de tu estómago.

Durante su relato, Maurel pregunta:

¿Por qué no se me permitió estar con mi madre?

¿Por qué no se me permitió conocerla?

¿Por qué me exigieron que hiciera ese sacrificio por ustedes?.

Cuando Maurel fue madre, decidió hablar, aun sabiendo que ponía en peligro la relación con sus padres (los compradores). Y así fue: rompieron con ella. Y no sólo eso: fue objeto de una verdadera ola de odio en Internet por parte de otros compradores y de la industria.

Debería dar gracias a la industria por su vida, decían.

Al mismo tiempo, otras personas que habían sido concebidas mediante gestación subrogada empezaron a ponerse en contacto con ella para decirle que sentían lo mismo. No son muchas las que se han pronunciado públicamente -Jessica Kern es otra-, pero probablemente sea sólo cuestión de tiempo que el número aumente.

Desde 2007, cuando comenzó a escribir sobre la gestación subrogada, ha estado esperando a que se oyeran sus voces. Tienen mucho en común con los adoptados: incluso se decía que la adopción era una historia llena de luz, y cuando los adoptados empezaron a hablar sobre el derecho a sus orígenes, se les dijo que eran unos desagradecidos: deberían estar contentos de haber sido rescatados de la pobreza.

¿Quizás no habrían vivido de otra manera? etc. Sin embargo, la diferencia es que no se puede decir que la maternidad subrogada ayude a los huérfanos, al contrario, es una industria que crea huérfanos. En concreto, huérfanos de madre. Es la naturaleza misma del negocio. Si compras un niño, te deshaces de su madre.

Además, para las personas nacidas por gestación subrogada puede ser mucho más difícil encontrar sus raíces. La donante de óvulos puede ser una persona distinta de la madre biológica, y el comprador puede ser también el padre biológico.

Esta fragmentación de los orígenes es deliberada: no debería ser posible encontrar el camino de vuelta; y las únicas personas con las que uno debería poder relacionarse son los compradores. No se debería tener una madre con la que reencontrarte del mismo modo que los adoptados.

Cuando se escucha a Olivia Maurel, es posible darse cuenta de una cosa:

Se tiene que dejar de hablar de las personas nacidas por gestación subrogada como niño. Ya no son niños como los demás. Son seres humanos. Referirse a ellos como niños subrogados; e ilustrar libros y textos con fotos de recién nacidos crea la imagen de que son niños para siempre, de que la industria trata de bebés monos, no de adultos que tienen que enfrentarse al problema existencial de que su origen es una transacción.

Al igual que el desafortunado término hijo adoptivo, el término hijo de alquiler infantiliza a los sujetos del debate, privándoles de voz y convirtiéndoles en propiedad de los compradores. El padre adoptivo siempre tendrá prioridad sobre el niño adoptado en el debate. Hoy en día, los adoptados son abuelos. Los nacidos por gestación subrogada son padres. Es hora de escucharles también.

Y para los que compran vientres de alquiler: puede que en el debate se encuentran cara a cara con un oponente peor que ella. La persona que le pida cuentas en el futuro podría no ser otra que su propio hijo.

 

Publicada por Kajsa Ekis Ekman | 11 de abril de 2024 | ”Vi måste sluta tala om människor födda genom surrogat som «barn»”

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