Para algunos puede resultar conocida la relación Rockefeller-aborto, pero me ha parecido interesante recopilar un debate reciente.
Daniel Goldman (rabino Comunidad Bet El) escribe un artículo a favor del aborto, con el argumento de que más vale la normalización que la clandestinidad. La eticidad de este comportamiento la apoya en la Biblia.
¿A escondidas o abiertamente? Esa es la cuestión
José Arturo Quarracino (defensor prolife) le contesta: que los argumentos son los que utilizaba ya Rockefeller:
Pero lo que más llama poderosamente la atención es que usted, como rabino, repite literalmente la argumentación de la perversa y criminal plutocracia financiera imperialista. Tal como lo FORMULí“ YA EN 1972 JOHN DAVISON ROCKEFELLER III, el patriarca contemporáneo del control de la natalidad a nivel planetario, portavoz y paradigma de esta oligarquía imperialista, las mujeres pobres deben tener el derecho de matar a sus hijos, al igual que las mujeres ricas, en condiciones «seguras», y que ello constituye un acto de justicia social: «La Comisión CREE que las diversas prohibiciones contra el aborto a lo largo de Estados Unidos surge como obstáculos al ejercicio de la libertad individual: la libertad de las mujeres para hacer elecciones morales difíciles basadas en sus valores personales, la libertad de las mujeres para controlar su propia fertilidad y, finalmente, la libertad respecto a las cargas pesadas de un embarazo no-deseado.
Las disposiciones restrictivas también violan la justicia social, pues cuando se prohíbe el aborto, las mujeres recurren a abortos ilegales para prevenir nacimientos no-deseados. Los abortos médicamente seguros han estado disponibles siempre para las mujeres ricas, las que pueden afrontar los elevados costos de médicos y viajes al extranjero; pero la mujer pobre ha sido forzada a arriesgar su vida y salud con remedios populares y practicantes desacreditados»[2]. Éste es el único «derecho» de las mujeres pobres que los Rockefeller equiparan con el de las mujeres ricas: matar al hijo no-deseado en condiciones «seguras». De equiparar el resto de los derechos, ni una palabra.
Después ya afronta los argumentos bíblicos
Comments 3
Padre:
A lo largo de mi vida me ha dado tiempo de oír acerca de ciertas teorías que defienden que ciertos judíos, quizás en una cantidad más o menos numerosa se articulan, o al menos se apoyan para acumular un poder importante… una influencia considerable.
También he escuchado las burlas de quienes niegan dogmáticamente, (sin argumentar) las tesis de estos «conspiranoicos»… así los llaman…
Bueno.
Carezco de datos, (tampoco es que me haya apasionado el tema en cuestión). Pero tampoco soy un simple.
Soy consciente que el lobby judío, (mejor dicho, sionista) es una realidad, y perfectamente operativa.
Ahora bien, de ahí a tener como pan bendito los llamados Protocolos de los Sabios de Sión va un buen trecho.
Sea como sea lo que me llama la atención de los defensores del Gobierno Mundial es que muchas de las cosas que dicen parecen que se cumplen, otra cuestión será que se cumpla por otras razones.
Más me llama la atención de los detractores es que nunca dan argumentos. Sólo vomitan burlas.
Me parece una absoluta desvergí¼enza la afirmación que reza: «más vale la normalización que la clandestinidad». Muy burgués eso de si haces el mal hazlo con orden y buen gusto social.
Creo que sí existen grupos poderosos que interactúan entre sí y con la gran masa. Y creo que esas oligarquías tienen las ideas muy, pero que muy claras.
Y lo creo porque no creo que sea un disparate creer en ello.
Saludos.
Coincido con Néstor en que hay un grupo de judíos extremadamente poderoso, probablemente originado con la familia Rothschield, y que a base de matrimonios entre primos, poder aferrado con garras de animal, alianzas en guerras y adquisición de empresas, han conseguido mantener un poder al más alto nivel (Rockefeller, JP Morgan, etc.). Y no concibo que el hombre tenga que acumular tanto poder y riquezas (¿acaso no dijo Jesús que todos éramos hermanos?), por lo que sus comentarios me producen rechazo «inmediato».
Pero por otro lado, sus argumentos son correctos. Las mujeres «pudientes» siempre han conseguido llevar a cabo sus abortos, y las pobres, sin otro remedio que abortar puesto que su vida es tremendamente desfavorable, lo han tenido muy mal con auténticos matarifes de pueblo. Y por tanto, es como la reducción de daños que se les hace a los toxicómanos entregándoles jeringuillas limpias y condiciones «saludables» para seguir acabando con sus vidas.
Igualmente sucede con la prostitución. Es tan vieja como el origen del hombre, pero la hipocresía de ignorarla, llevarla a los polígonos y dejar que déspotas exploten a mujeres en la situación más desfavorable, hacen que se perpetúen mafias, violencia, etc. Quizás su legalización aportaría a todos (clientes, «jefes», usuarios…) condiciones más sanas, menos oscuras y con mucho dinero en impuestos para todo. Porque prostitución, igual que abortos, siempre habrá, queramos o no.
Alfonso
Entiendo lo que dices sobre los toxicómanos, y sobre las prostitución, se trata de tolerar unas situaciones, para evitar males mayores.
Me resulta más difícil aplicarlo al aborto. No consigo encontrar justificación para que se acabe directamente con la vida de un ser humano inocente.
También me parece que la cuestión no estaría para nada en perseguir a las mujeres que abortasen cuanto a los que lo llevan a cabo, en condiciones salubres e insalubles.
La realidad sociológica manifiesta que con la facilitación los abortos han crecido de forma muy notable en España, y fuera de España.