domingo, 9 de febrero de 2025

Por qué votan Si al matrimonio gay

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Estos dí­as los parlamentos de Francia y del Reino Unido han votado favorablemente a la implantación del matrimonio gay en sus respectivos paí­ses. Aunque los trámites no están terminados, todo apunta a que en un espacio breve de tiempo este tipo de unión se acabará estableciendo .

También en EEUU su actual Presidente Barack Obama ha hecho algunos guiños para ir introduciéndolo en todo el paí­s.

Este proceso ha sido simultáneo a la manifestación de bastantes intelectuales -ver post– por el mantenimiento del matrimonio tal como está. También más de un millón de personas han salido a las calles francesas contra este proyecto del partido socialista galo -ver post-.

Sin embargo en los parlamentos el matrimonio gay ha ganado por una mayorí­a amplia de votos. ¿Por qué estos lí­deres sociales piensan que es beneficioso para sus territorios este cambio de ley, por otra parte inimaginable hace muy pocos años? Algunos dirán que porque están locos. Pero eso es unaboutade,y no una respuesta. También se puede responder que ha sido la presión del lobby gay la que ha provocado estos cambios. Pienso que, sin negar esta muy fuerte presión, la respuesta debe ser más profunda.

Me parece que la respuesta hay que bucarla en dos grandes cambios que se han dado en la cultura que vivimos.

El primero es el que gira en torno a las libertades individuales. No me interesa ahora hacer teorí­a sobre el concepto de libertad, ni recordar las grandes teorí­as sobre ella. Me basta constatar que muchos contemporáneos sienten -si, sienten- que la libertad es poder obtener satisfacción a sus deseos más fuertes. De acuerdo con que no se trata de satisfacer deseos haciendo daño a los demás, pero, ¿qué daño produce a nadie desear que mi relación con otra persona se llame matrimonio si así­ lo deseo? Si esta relación tiene un componente afectivo, amoroso y sexual, como lo tiene el que surge entre un hombre y una mujer, ¿por qué no llamarlo matrimonio?

El deseo sentido de equipararse en su unión a lo que ha sido la gran institución matrimonial, y que haya un único matrimonio para todos es el eslogan que han utilizado los promotores galos.

Por otra parte quien promueve aumento de libertades individuales no puede dejar de sentirse benefactor de la sociedad. Por eso encontramos un cierto planteamiento mesiánico en el presidente Zapatero -ver artí­culo-, e igualmente en Obama. Ante esa visión del liderazgo social, el que algunos millones de ciudadanos salgan a la calle pidiendo lo contrario, no hace más que reforzar la necesidad de obrar también para «salvarlos» de su propio encadenamiento a una moral restrictiva.

El segundo cambio cultural es el que se ha dado en la relación matrimonio-hijos. Culturalmente estamos desligando el matrimonio de los hijos. Para la estabilidad matrimonial cada vez cuenta menos la realidad de los hijos. Lo importante es el deseo de libertad que tenga cualquiera de los cónyuges. Además, para el mismo matrimonio con frecuencia los hijos son satisfacción del deseo de tenerlos. Por eso muchas veces no se tienen, porque el deseo de otras cosas es mayor que el deseo de hijos. También aceptamos bien que cada vez más niños nazcan fuera del matrimonio. Por último cada vez más acudimos a técnicas que nos proveen del hijo cuando por nosotros mismos no podrí­amos conseguirlo, sin importar que sea para una persona sola o para una pareja.

Imbuidos del aura progresista de ampliar las libertades individuales, y olvidados de que los hijos necesitan ser generados biológica, psicológica, espiritual y sociológicamente por un macho y una hembra que dediquen buena parte de su existencia a ellos, nuestros legisladores nos conducen hacia un futuro que piensan será mejor que lo actual.

Si no está de acuerdo con la oferta de futuro que nos ofrecen, por favor no se queje. Despierte. Piense. Comprenda las situaciones, y sobre todo hágase comprender cuando hable. No menosprecie al que no piensa como usted. Explí­quese, y procure que su voz llegue a cuantos más mejor. Si, eso significa invertir un tiempo que no le va a producir económicamente, decí­dase a invertir ese tiempo. Unase a otros.

Todo lo demás son como dirí­a el clásicoflatus vocis,palabras que lleva el viento.

Referencias

¿Qué es el matrimonio?

El Papa y el oso

La destrucción antropológica

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Comments 6

  1. Pingback: Bitacoras.com
  2. isabel says:

    Por supuesto, que se casen y se unan en pareja. Están en su derecho. Pero la procreación entre dos seres del mismo sexo es inviable. Se solapa el papel de la madre, de sexo femenino, por el de un padre de sexo masculino y otro padre más del mismo sexo. Eso es suplantación de roles. Porque no es lo mismo una familia con roles de parentesco que no incluyan la figura de madre o de padre, y sí­ de tí­a o abuela, o tí­o o abuelo, que otra que pretenda sustituir el legí­timo papel que solo está reservado para quien ostente la función que, por derecho de sexo, la Naturaleza reserva tanto para el hombre varón como para la mujer hembra, cada uno en sus respectivos cometidos como generadores de vida. En ausencia de estos, pueden abuelos, tí­os, otros parientes, otras personas, adquirir funciones de tutela, pero siempre de acuerdo a su sexo, y a la representación de este en la sociedad, y con referencia a su parentesco real, no solapando roles que no les competen y a los que no debieran tener acceso,porque significarí­a desvirtuar y falsificar la realidad a la que tienen derecho propio los menores de edad.

  3. endertalker says:

    Vaya chorrada, con perdón.

    Este texto parte de la base de que la familia «natural cristina» (padre, madre, hijos) es la natural de la humanidad o que existen pruebas empí­ricas de que es necesariamente la mejor.
    Y eso es falso. Completamente.

    No es verdad para innumerables culturas de todo el mundo, en las que los padres biológicos y/o las madres biológicas no crí­an a sus hijos biológicos. No hay pruebas empí­ricas de que otro tipo de crianzas no sean igualmente beneficiosas (por cierto algo completamente lógico, ya que ese otro tipo de crianzas se han dado actual e históricamente, y en todos los rincones del mundo, y son tan NATURALES y HUMANAS como la otra, igual más).

    Y de hecho, ni siquiera es verdad para las familias tradicionales, históricas, de occidente (salvo en el medievo de fantasí­a bucólica que algunos tradicionalistas reinventan para justificar su ideologí­a)… esas familias basadas en la bastardí­a, las segundas, terceras y cuartas nupcias, etc. Y anda que no habí­a niños criados sólo por frailes y monjas…

    Traducción de los conceptos usados en el texto:

    Realidad – Fantasí­a de base reaccionaria
    Natural – Lo que me dice mi ideologí­a que debe ser natural
    Familia- Lo que quiero que sea la familia para que case con mi reducida visión del mundo..

    etc

    • Francisco José Ramiro says:

      Endtalker

      Haces tantas afirmaciones absolutas que haces muy difí­cil dialogar contigo.

      Por otra parte la acusación que haces contra este post es falsa. Lo voy a aclarar.

      Este post sólo intenta entender por qué algunas personas han votado sí­ a un proyecto que cambia el concepto de una institución social -anterior al cristianismo y de carácter universal, por cierto, y esto es un dato empí­rico-.

      Este post no afirma que una u otra sean mejores.

  4. Diana Martí­nez says:

    Comento respetando el valor y dignidad de cada persona:

    <<La antropologí­a y la ética filosófica (ciencias) han descubierto que la sexualidad exige ejercerse conyugalmente y en un matrimonio monógamo e indisoluble, por la finalidad u objeto a la cual ha sido creada para el hombre. En realidad nada más que una <> inscrita en la persona humana en cuanto que es persona-cuerpo, y por tanto, está sexualmente constituida. La antropologí­a y la ética teológica descubren la raí­z última de esta exigencia en <> que ya no es <> o <>, sino que es un <> o <>; aquí­ no se trata de un <>, sino de un <> puesto.>>

    La ley natural es lo que es, la persona humana no puede cambiar su constitución misma pues ya está hecha y no es cuestionable, no hay opción, es así­. Al hombre no le compete contradecir la determinación-dictamen de la naturaleza, de la ley intrí­nseca en él mismo. Pues no se nos ha sido dada la opción o elección de cómo sea ésta, no nos compete y no está en nuestras manos, sale de nuestra capacidad-lí­mite, el cual debemos entender y aceptar.

    El matrimonio está formado por un hombre y una mujer. La unión de una mujer con otra mujer o de un hombre con otro hombre, es muy distinta y se le debe otro término o concepto. Se le podrí­a llamar homonomio u otra palabra, no matrimonio.

    <>

    Gracias por el respeto que es dado a cada quien sin distinción.

  5. Sandor Longstaff says:

    El llamado matrimonio igualitario o same sex union viene a coronar una etapa mas del marxismo materialista y sus adlaterers pseudo filósofos. No es mas que uno de los tantos experimentos que en aras de la liberación de la opresión, que según los trasnochados pensadores sufre el individuo y que el lider polí­tico o social lo debe liberar. Obviamente la factura no la pagan los polí­ticos sino las generaciones futuras que se ven sumidas en desastres sociales como los que ha acarreado el divorcio y el aborto por citar algunos. Ojalá la gente dedicara mas tiempo a pensar y menos a la droga y el rock and roll

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