He visto recientemente el tráiler de Vulnerable: The Euthanasia Deception, un documental que aparecerá en junio de 2016, en el que Bélgica, después de 15 años de experiencia en la legalización y práctica de la eutanasia y suicidio asistido, aconseja a Canadá ante las propuestas que allí están debatiéndose.
El documental recoge “una serie de testimonios personales desgarradores, junto con el análisis de médicos, juristas y expertos” como explican sus realizadores.
Ante la creciente tendencia de instituciones y gobiernos de promocionar la muerte por compasión como la solución más eficaz al sufrimiento, a la mala calidad de vida, al envejecimiento, a los problemas mentales, físicos, sociales y a los crecientes costes sanitarios, y frente la rapidez y facilidad con que se extiende su legalización, la Euthanasia Prevention Coalition (EPC), ha construido una red de amplia base con instituciones, organizaciones internacionales e individuos que trabajan para oponerse a la eutanasia y al suicidio asistido con el fin de proteger a los ancianos, discapacitados y a las personas mas desfavorecidas o de escasos recursos.
La EPC tiene tres puntos de acción:
- trabajar por la derogación de leyes que permiten la eutanasia y el suicidio asistido,
- promover la mejor atención a los más débiles y
- ayudar a encontrar significado, propósito y esperanza en los momentos de sufrimiento y desesperación.
La EPC está diseñando una nueva forma de “push-back” de la cultura de la muerte mediante estrategias múltiples: preservar y hacer cumplir las prohibiciones legales y las normas éticas que prohíben “la muerte por compasión”, educar a los ciudadanos sobre los daños y riesgos asociados a la promoción de la eutanasia y suicidio asistido, coordinar y difundir la investigación e información sobre cuestiones relacionadas , promover la mejora de la calidad y disponibilidad de los cuidados paliativos, desarrollar servicios y equipos de cuidado como alternativas a la muerte por compasión, defender ante los tribunales la transgresión de las leyes que defienden la vida vulnerable.
Cuando la opinión pública daba ya por hecho la eutanasia y el suicidio asistido como un derecho irrevocable y una realidad imparable en la sociedad del progreso, aparecen voces que advierten de los peligros que supone descartar a los más vulnerables. Voces que se multiplican y evidencian que la realidad humana es mucho más fuerte que cualquier ideología.