Por Marta Lenzano Castells
Llevo un tiempo reflexionando sobre la atención sociosanitaria, y lo hago desde mi experiencia, la de la atención directa a personas que han sufrido un daño cerebral sobrevenido y anteriormente, con personas con discapacidad intelectual, autismo, o con dificultades sensoriales.
Hay algunos temas que me «remueven» por dentro y lo pongo en común por aquí, para ver si es una inquietud compartida o si son sólo «cosas mías», que también podría ser.
El caso es que cada vez veo anunciados más cursos de Posgrado, Másters, Especialidades y un larguísimo etc, de cosas que, al menos para mí, después de años de experiencia, veo que son FUNDAMENTALES, no ESPECIALIDADES, como puede ser la atención centrada en la persona, la humanización de la salud, la bioética, el duelo, counselling…Se «adornan» los términos, se convierten en especialidades con precios muchas veces desorbitados (si tenemos en cuenta los salarios que tenemos aquellos que nos dedicamos a ésta labor, que parece que tenemos que «pagar» por vivir la vocación…), convirtiendo así lo que tendríamos que haber aprendido y reflexionado en el primer año de nuestras carreras o durante toda ella, como base y complemento de nuestro quehacer, de nuestra especialidad ( enfermería, medicina, fisioterapia, terapia ocupacional, psicología, cuidador, trabajo social, etc) en algo exclusivo, lo que debería de ser algo básico.
¿Es que se puede acompañar/cuidar/empoderar/facilitar algo a alguien, si no es con ese alguien en el centro de todo lo que se haga?
¿Es que se puede trabajar para y con otro ser humano, de una forma que no sea «humana»?
¿Es que podemos «no tener presente» el sufrimiento que tienen muchas veces las personas a las que tenemos enfrente, «apartarlo a un lado»?
Reivindico humildemente por medio de estas palabritas un cambio en el sistema, una coherencia a gran escala, en las organizaciones, pero sobre todo, a pequeña escala, en nuestra labor diaria, en el TRATO, para que nuestras actitudes (las que transforman en «especialidades», pero que no dejan de ser eso, ACTITUDES, estar disponibles para el «otro», en definitiva) no «maltraten» la fragilidad de nadie. Teniendo en cuenta que ese «otro» que tenemos enfrente, es una realidad que no puede ni debe ser fragmentada, y que es más lo que nos une que lo que nos separa, pues somos todos parte de la especie humana, donde cada vida importa, da igual su circunstancia, pues cada persona es un fin en sí misma, nunca un medio.
Después de esta parrafada y desahogo, me despido, no sin sentirme algo aliviada por el poder sanador de las palabras. No hay nada mejor que el diálogo y espero que esta carta pueda convertirse en eso.
Comments 3
Magnífico post. Esto pasa en el ámbito de la medicina, y en general en todos. En educación parece que muchos docentes han dejado de ser maestros con la fortísima e importante connotación que tiene esa palabra, a ser meramente especialistas en asignaturas. Lo hemos vivido así con nuestros hijos. Si acudes a un pedagogo porque tu hijo presenta problemas de aprendizaje, para empezar te deriva a unos cuantos especialistas de cosas que desconoces, descartando mil historias que no sabias ni que existían, y sin una palabra o mirada atenta al niño. Esto se puede extrapolar a mil aspectos de la vida. Todo muy especializado. Es curioso que en el ámbito de la alimentación también pase esto. Teniendo en cuenta que cada vez hay más intolerancias alimenticias unido a modas o corrientes que te aconsejan distintas dietas, comer hoy en día es todo un arte de selección, estudio y especificación de alimentos. Dieta vegana, dieta paleo, dieta mediterránea, dieta de un pueblo de Japón en el que viven muchos años, dieta sueca….. Como decía ayer un profesor de historia, mi pobre abuela se murió creyendo que el aceite de oliva era perjuicial Como hubiera disfrutado con unos buenos boquerones en vinagre regados de un magnífico aceite de oliva virgen.
Pues sí, es una tendencia que se está dando en todos los ámbitos. Es un constante engaño y saca cuartos.
Totalmente de acuerdo. La presencia y atención plena, la empatía, el acompañamiento creativo en el proceso de salud y enfermedad, son -entre otros muchos- aspectos transversales esenciales en el cuidado y promoción de la salud, que no forman parte esencial de la capacitación de las disciplinas sociosanitarias.
El quehacer profesional no llega a alcanzar el grado de cuidados de salud significativos, incluso en situaciones extremas queda como sin sentido, cuando lo formación pregrado, especializada o continuada no está centrada en las personas.