El pasado 12 de enero se ha conocido la composición definitiva del Comité de Bioética de España.
El País titula la noticia: «El Gobierno llena el Comité de Bioética de antiabortistas«, y como para ese periódico lo bueno es ser abortista, no le ha gustado nada el nuevo Comité. Estaba más feliz cuando titulaba: «El Gobierno crea el Comité de Bioética y nombra a sus 12 integrantes«, así, sin calificativos, porque todos le gustaban: menos uno todos eran partidarios del aborto.
Otros en cambio parecen muy contentos porque una mayoría grande han manifestado claramente sus posturas favorables a la vida, y no al aborto.
Personalmente me alegra que se pueda oir la voz de los defensores de la vida, que hasta ahora se ha procurado silenciar, y han estado apartados de los organismos públicos.
Como sistema de nombramiento de personas para formar parte de los Comités, me parece penoso. Me lo parecía hace cuatro años -ver artículo– cuando teniendo buena relación con los anteriores discrepaba de ellos, y me lo parece ahora cuando también manteniendo una buena relación, estoy más de acuerdo con la mayoría de sus planteamientos.
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