Por Mónica del Río
Salta inauguró su nuevo Centro de Convenciones en la zona de Limache con el «XVII Congreso Argentino de Terapia Intensiva» que se realizó entre el 23 y el 26 de este mes.
Participaron del evento alrededor de 1.500 profesionales; entre ellos el salteño Dr. Pedro Ramos, presidente del Congreso; el Dr. Eduardo San Román, titular de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI); y el Dr. Roque Mascarello, ministro de Salud Pública de Salta. También se hicieron presentes especialistas extranjeros arribados desde España, Estados Unidos, Italia, Bélgica, Brasil, España, Chile y Estados Unidos.
El tema central del Congreso fue mortalidad materna, caballito de batalla de los que intentan legalizar el aborto, y «la elección de Salta como sede se debió a que en las provincias del norte del país, los promedios duplican la media nacional», según declaró al diario Clarín el coordinador del Congreso, Dr. José Luis Golubicki, jefe de la Unidad de Terapia Intensiva de la Maternidad Sardá.
Golubicki afirmó que en el país mueren más de 2.000 mujeres al año por aborto provocado y adelantó que esas cifras se expondrían en el Congreso (Clarín, 22/08/2007).
Una mentira universal
En todos los países -y Argentina no es la excepción- quienes bregan por la legalización del aborto fundan sus reclamos en el «abultado» número de mujeres que mueren por practicarse un «aborto inseguro». Sin dejar de reconocer la importancia que tiene cada muerte, cabe destacar que las cifras no señalan al aborto como una «prioridad sanitaria» en nuestro país.
Por otra parte son conocidos los casos de abortistas arrepentidos que han relatado como fraguaban las cifras los militantes abortistas.
El discurso mediático aprovecha que mentir no es delito
Mientras las cifras se inflan con descaro en los medios apelando a la sensibilidad para legalizar el aborto, el propio Ministerio de Salud las desmiente en las publicaciones oficiales. Recordemos que el Fiscal Federal Aldo Ferrer desestimó el año pasado una denuncia interpuesta por la Asociación Portal de Belén contra el Ministro de Salud, Ginés González García, porque mentir no es penalmente reprochable. Dijo Ferrer «aún siendo sumamente falsa en su cantidad, la cifra de abortos manifestada por el Ministro, dicha falsedad no constituye una acción penalmente reprochable, toda vez que faltar públicamente a la verdad, magnificando un hecho de la realidad, que existe independientemente de la controversia sobre el número, con una finalidad exclusivamente política, como lo refiere el denunciante, a los efectos de instalar una discusión de igual tenor, carece en absoluto de trascendencia penal».
Las cifras oficiales
Según datos publicados en noviembre de 2006 por la Dirección de Estadísticas e Información de Salud, del Ministerio de Salud; durante el año 2005 se produjeron en Argentina 279 muertes maternas (3,9 muertes / 10.000 nacidos vivos). Como hemos destacado en otras oportunidades la mortalidad materna engloba todas las muertes que se producen durante el embarazo, parto y puerperio. De esas muertes maternas, según el mismo informe, 79 están relacionadas con el aborto -espontáneo o provocado-.
De esas 79 muertes: 22 se produjeron en la provincia de Buenos Aires, 2 en Catamarca, 4 en Córdoba, 4 en Corrientes, 3 en Chaco, 8 en Formosa, 6 en Jujuy, 5 en La Rioja, 2 en Mendoza, 5 en Misiones, 2 en Neuquén, 5 en Salta, 2 en San Luis, 1 en Santa Cruz, 1 en Santa Fe, 3 en Sgo. del Estero y 4 en Tucumán. No registrándose muertes por aborto en las restantes provincias, ni en la Ciudad Autónoma de Bs. As.
Para tener una idea de la magnitud de las muertes por aborto en el contexto total de defunciones destaquemos que en ese mismo año, 2005, murieron 9507 chicos menores de un año, en su mayoría por causas evitables, de los cuales 4088 también eran mujeres. Si un Congreso internacional sobre Terapia Intensiva realizado en Argentina tiene como tema central la mortalidad materna evidentemente los móviles son ideológicos.
¿Mentimos por los pobres o le mentimos a los pobres?
Destacaba Golubicki en la nota mencionada que en todos los casos de muertes por aborto «influyen factores socieconómicos como la pobreza y la falta de educación de las pacientes». Y es cierto, porque eso influye en todos los problemas vinculados a la salud. En esos sectores marginales en los que el Estado ofrece esterilización, anticoncepción y aborto -porque es mucho más fácil evitar que nazcan pobres que saldar la deuda social- se mueren más personas por aborto, por diarrea, por tuberculosis, por septicemias, por hepatitis, por chagas, por meningitis, por neumonía, por bronquitis, etc, etc, etc.
Digamos para concluir que más allá de lo grotesco del «error» del jefe de la Unidad de Terapia Intensiva de la Maternidad Sardá, no nos sorprenden las mentiras abortistas. Cuando no tenemos reparos en el asesinato de seres inocentes, débiles e indefensos; que nos impide robar, estafar, mentir»¦, males moralmente menos graves
NOTIVIDA, Año VII, nº 461,28 deagosto de 2007