miércoles, 4 de diciembre de 2024

Invasión de Ucrania: los vientres de alquiler

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La reciente invasión rusa de Ucrania ha sacudido los cimientos de la civilización, tal como se conocía. El desastre de la guerra se extiende a todas las vertientes de la sociedad: a las vidas humanas que ya se han perdido por motivo de los enfrentamientos, y de los bombardeos, y a las que se perderán tal como alertaba la prestigiosa revista británica Bristish Medical Journal (BMJ) por la imposibilidad de acceder a los servicios sanitarios básicos.

El informe de BMJ destaca el impacto de la guerra en los servicios sanitarios públicos, en las infraestructuras básicas (agua y comida), y por supuesto, en la salud mental. En este sentido, la Bioprecariedad, es decir la falta de acceso a productos básicos para la vida (fármacos, agua, comida), vuelve a aparecer como un efecto “colateral” del conflicto armado.

Por otra parte, la guerra en Ucrania ha destapado un problema bioético de primer orden: la gestación subrogada o por sustitución, vulgarmente conocida como “vientre de alquiler”. 

En Ucrania, se trata de un procedimiento legal con aproximadamente 33 clínicas en todo el país, lo cual hace posible que cada año nazcan entre 2000 y 2500 bebés. No en vano, Ucrania se considera “la meca de los vientres de alquiler” donde incluso el pasado mes de noviembre de 2021 anunciaban un “Black Friday” de bebés en la clínica BioTexCom. Las parejas pagan entre 40.000 y 50.000€ a las agencias, de los cuales entre 10.000 y 12.000 irán a parar a la mujer que va a gestar el bebé. En Ucrania, el salario medio es de 400 euros al mes, de manera que este dinero es una fortuna que les permite ayudar a sus hijos y a toda su familia.

En un país en guerra, la “gestación subrogada” añade diversos problemas éticos. Por una parte, no es posible asegurar la protección de los embriones congelados en las clínicas por los cortes en los suministros de luz. Aunque una posible solución es trasladarlos a territorios vecinos como Georgia, donde la maternidad subrogada también es legal.

Por otra parte, la posible interrupción del servicio de internet también dificulta el contacto por parte de las familias usuarias de estos servicios. Y la última y más importante cuestión, es la posible huida de estas madres “gestantes” a otros países a medida que las tropas rusas continúen su avance. Sin embargo, esas mujeres también tienen sus propias familias, a las que van a dejar atrás por proteger a un hijo que forma parte de un negocio.

Las clínicas se escudan en el hecho de que lo tenían todo previsto y de que esas mujeres podrán desplazarse a otros países donde haya sede de las clínicas como la República Checa, Polonia, Hungría o Eslovaquia. 

Las últimas noticias alertan de que las tropas rusas ya han bombardeado maternidades y hospitales pediátricos en ciudades como Mariúpol. Así pues, en el caso de no poder huir, ¿en qué condiciones se producirá el parto? Muchas de ellas ya se encuentran escondidas en los sótanos de sus casas o están dando a luz en búnkeres sin acceso a la sanidad pública.

¿Es posible considerar que estos partos “en guerra” son éticamente aceptables?

Por otra parte, también se conoce que muchos niños que no cumplen las expectativas de sus “padres” se quedan atrás. Se podría suponer que en el contexto actual muchos bebés se quedarán en Ucrania y su futuro será más que incierto.

La realidad es que el conflicto armado en Ucrania vuelve a poner de relieve que la gestación subrogada implica la mercantilización del cuerpo de la mujer, que la acaba convirtiendo en una mera “vasija”, que contiene un bien muy preciado.

 El feminismo, coincidiendo con la celebración del 8 de marzo, tiene la responsabilidad de velar por la integridad de la mujer y de su cuerpo no para que su capacidad reproductiva no se ponga al servicio de otros. Mucho se ha escrito sobre el uso y el abuso de mujeres de bajo nivel económico, que necesitan el dinero que les ofrecen estas clínicas a cambio de “gestar” un bebé. Pero poco se ha hecho para limitar este tipo de prácticas que vulneran uno de los principios básicos de la bioética: la autonomía entendida como la capacidad de las personas para tomar sus propias decisiones sin ser coaccionados y que se fundamenta en el consentimiento informado. 

La Bioprecariedad que atenaza a grandes capas de la sociedad por falta de dinero, y por lo tanto, de acceso a recursos básicos para la vida empuja a estas mujeres a “poner en venta” su cuerpo sin ser debidamente informadas sobre todas las consecuencias legales, sanitarias y económicas derivadas. Muchas son jóvenes y de bajo nivel económico engañadas por agencias ilegales que ofrecen dinero que después no reciben como ya ha sucedido en países como la India o Tailandia donde ya está prohibida para los extranjeros. 

Es posible afirmar, de forma segura, que la “gestación subrogada” no dispone de un consentimiento informado, porque no permite tomar decisiones “autónomas”, sino “heterónomas” determinadas por las circunstancias económicas de las personas y sujetas a las leyes del mercado.

La “gestación subrogada” o mejor dicho “los vientres de alquiler” son otro producto más del capitalismo y constituyen una suerte de “explotación reproductiva” derivada del férreo control del mercado en la globalización neoliberal.  Por un lado, tenemos “la oferta”, es decir, las mujeres que necesitan “vender” su vientre para poder vivir o mejor dicho, subsistir; y por otra parte, “la demanda”, es decir, las familias con un elevado poder económico, que son las únicas que se pueden permitir acceder a ellas.

De nuevo, las leyes del mercado se imponen en todos los ámbitos, incluso en la vida. 

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Comments 4

  1. Eduardo Vaccaro says:

    Totalmente de acuerdo en la condena a la violación de la naturaleza divina alquerer fabricar seres por la inmoral práctica de alquiler de vientres.No comparton la crítica del sistema capitalista como si a este se deba esa inmoralidad; es que en caso de otro sistema económico contrario a la libertad se lograría impedir esa práctica? . No aumentar la confusión que la izquierda buca crear y aumentar; el libre nercado no es culpable de las leyes que se creen permitiendo conductas inmorales; el robo, el homicidio, el adulterio, etc. son a causa del capitalismo ?. Si lo que se procura , espero que no, es reemplazar el sistema capitalista por otro, debieran primero aclarar esa intención y , además, hacer saber cual sería el modelo que buscan. De ser así, espero que no, me quito de esa organización. Eduardo Vaccaro elsilencio60@gmail.com

  2. Pingback: AleMaraGomezCejas
  3. SONIA JIMENO says:

    Creo honestamente que la crítica al sistema capitalista no es un cuestión de derechas o de izquierdas, es una cuestión de conciencia. Reducir la esencia del artículo a una crítica del sistema me parece demasiado atrevido. Pero no olvidemos que el sistema que tenemos es este y que la leyes de mercado de la oferta y la demanda siempre favorecen a algunos. Esto unido a comportamientos absolutamente inmorales en el trato al ser humano crean este tipo de situaciones tan terribles.

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