«Lily Collins da la bienvenida a su primer bebé, mientras que su esposo silencia a los haters que critican el viaje de la gestación subrogada». Tampoco sabía quién era Lily Collins, pero el titular de esta semana en Cosmopolitan sugiere que es alguien famoso.
Ella y Charlie estaban encantados con su paquete de alegría. Su mensaje de Instagram decía: «Bienvenida al centro de nuestro mundo Tove Jane McDowell. Las palabras nunca expresarán nuestra infinita gratitud por nuestra increíble madre sustituta y todos los que nos ayudaron en el camino. Te amamos hasta la luna y de regreso».
Ese es el argumento a favor de la gestación subrogada en una cáscara de nuez rosa esponjosa. Los padres están en la luna; la madre sustituta está contenta; Un bebé tiene padres amorosos; Los críticos son haters. ¿Qué es lo que no agrada?
Nada, dice The Economist, también en la última semana. Hacía un perfil de una pareja que había contratado a una madre sustituta y comentaba: «Los actos de bondad, como el de ella, deben celebrarse; A su manera, cada uno aumenta la suma de alegrías en el mundo al incubar niños para familias que, por diversas razones, no pueden hacerlo por sí mismas«.
Como de costumbre, The Economist, como la mayoría de los partidarios de legalizar la gestación subrogada, no indagó sobre los derechos del niño. En este caso, la pareja comitente era homosexual, por lo que el niño crecerá sin madre. Nunca conocerá la historia de sus padres biológicos. No sabrá nada acerca de sus antecedentes médicos.
Tampoco indagó en los antecedentes de la madre subrogada. ¿Por qué vendió su cuerpo? ¿Le importaba ser excluida de la vida del hijo que dio a luz durante nueve meses?
La necesidad de niños es grande, dice The Economist: «Según un estudio publicado en 2006, había alrededor de 1 millón de padres en Estados Unidos que querían adoptar a un niño, sin embargo, solo 51,000 niños fueron colocados con agencias para adopción cada año». Eso se debe obviamente a que alrededor de 950,000 bebés estadounidenses son abortados cada año. Si ninguno de ellos hubiera sido abortado, tal vez todos esos padres hubieran podido adoptar a un niño.
La industria de la gestación subrogada está creciendo a un ritmo aterrador. Según Global Market Insights, una firma de pronósticos, se valoró en US$ 14 mil millones en 2022. Pero en 2023 crecerá hasta los 129.000 millones de dólares. Esto sugiere que la suma de la alegría de la gestación subrogada en el mundo ha sido eclipsada por la suma de los dólares de la gestación subrogada.
La gestación subrogada ya ha dado lugar a prácticas increíblemente corruptas y perversas. También esta semana, tal vez demasiado tarde para que The Economist lo tenga en cuenta, la policía tailandesa y la Interpol descubrieron un plan de recolección de óvulos humanos que mantuvo a tres jóvenes tailandesas en una virtual esclavitud.
Los hechos en historias que abarcan continentes e idiomas son difíciles de corroborar. Pero Pavena Hongsakula, fundadora de la Fundación Pavena para Niños y Mujeres, afirmó en una conferencia de prensa en Bangkok que las tres mujeres fueron traficadas a Georgia, donde la gestación subrogada es legal, por una pandilla china. Les dijeron que serían madres subrogadas. En cambio, sus óvulos fueron cosechados mes tras mes. Los óvulos se vendieron en otros países para su uso en FIV, dijo Pavena.
Las mujeres rescatadas informaron de que otras cien mujeres tailandesas vivían en cuatro casas en una «granja de óvulos».
Esto suena horrible para ser verdad, pero en Georgia, donde la gestación subrogada es legal, la práctica ha llevado a situaciones increíbles. Christina Ozturk y sus 22 hijos, 21 de ellos de madres sustitutas, viven en la ciudad turística de Batumi, en el Mar Negro. Publica regularmente en Instagram (en ruso) sobre su familia. Ella y su esposo Galip originalmente planearon tener 105 hijos, pero aparentemente esto se descarriló por su arresto por su participación en un asesinato en su Turquía natal.
Mejor documentado es un artículo reciente de Bloomberg.com sobre una niña india pobre de 13 años, de casta inferior, que quería comprar un teléfono móvil. Su vecina le habló de una forma fácil de ganar algo de dinero: vender sus óvulos. Así que mintió a su madre y a los médicos y ganó 180 dólares. La clínica a la que vendió los óvulos estaba asociada con uno de los grupos de fertilidad más grandes de la India y estaba respaldada por una importante firma de inversión estadounidense.
¿»Un acto de bondad» o un acto de desesperación?
El hecho es que la industria de la gestación subrogada -que incluye mercados de óvulos y espermatozoides- inevitablemente deshumaniza y explota a mujeres y niños. La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, tiene la idea correcta. Su gobierno ha declarado que la gestación subrogada es un «crimen universal» y no puede ser tolerada bajo ninguna circunstancia. «La vida humana no tiene precio y no es una mercancía», tuiteó.
Publicada en Mercatornet por Michael Cook | 04 de febrero de 2025 | Surrogacy – a crust of happiness over a stew of corruption and exploitation
