Se entiende la rabia que algunas personas sienten por la abolición del derecho federal al aborto. Debe ser muy parecido a la rabia que muchos de los del Sur sintieron por la abolición de la esclavitud. Ambos eventos significaron el final de una forma de vida. En un caso, era una vida de ocio aristocrático; en el otro, una vida de sexo sin consecuencias.
Describir esta última vida de esta manera no es una calumnia, ya que la otra parte hace lo mismo. Como escribió la mayoría en un caso de 1992 que confirmó el derecho federal al aborto, las personas han “organizado relaciones íntimas y tomado decisiones que definen sus puntos de vista sobre sí mismas y su lugar en la sociedad, confiando en la disponibilidad del aborto en caso de que la anticoncepción falle”. .”
En ambas formas de vida, unos pagaron por las decisiones de otros. La ociosidad de los aristócratas dependía del trabajo de los nacidos en la esclavitud. La irresponsabilidad de los libertinos dependía, y aún depende, de la muerte de los que nunca han nacido. En un caso el precio fue sangre y sudor. En el otro, sangre y más sangre.
Curiosamente, los argumentos del derecho a la esclavitud y del derecho al aborto son similares. Entonces, muchos en el partido pro-esclavitud decían que no estaban a favor de la esclavitud per se, sino sólo de la decisión democrática de un estado de encadenar a algunas personas. Incluso hoy, muchos en el partido pro-aborto dicen que no están a favor del aborto per se, sino sólo a favor de la elección autónoma de una mujer para que su bebé sea asesinado..
Entonces, el dolor y la rabia por el modo de vida perdido engendraron terroristas como el Ku Klux Klan y los Caballeros de la Camelia Blanca. Ahora, ha engendrado terroristas como Ruth Sent Us y Jane’s Revenge. Para vengar la protección de la sangre infantil, proponen la extracción de sangre adulta.
En ambos casos, uno sospecha que una gran parte de la rabia resulta de la aterradora implicación de la abolición -ya sea del derecho federal al aborto o del derecho a poseer esclavos- de que aquellos a los que uno ha tratado como inhumanos pueden ser humanos después de todo. Porque cuando uno ha hecho un mal terrible, sólo hay dos salidas aparentes: Uno puede escuchar a la conciencia, o suprimirla; uno puede arrepentirse de su maldad, o negarla. La forma más cómoda de negar la culpa de hacer el mal es proyectarla en los demás..
Nosotros no somos los opresores, los abolicionistas lo son. Nosotros no somos los crueles, los pro-vida lo son. Se merecen todo lo que podamos hacerles. Quemar sus iglesias. Bombardear sus centros de embarazo en crisis. Es su culpa ¡Han sido advertidos!
Hay otro paralelismo. La Proclamación de Emancipación no terminó con la esclavitud en todo el país. Eso no ocurrió hasta la Decimotercera Enmienda. Del mismo modo, el caso Dobbs contra Jackson no ha acabado con el aborto. Dobbs sólo ha devuelto la cuestión a los estados, que es donde estaba la esclavitud antes de la Guerra Civil. En algunos estados se permitirá el aborto. En los que lo prohíben, muchas de las que quieren matar a sus hijos usarán píldoras o viajarán a otros estados para hacerlo..
Y todavía hay otro más. El fin de la esclavitud no produjo instantáneamente la armonía racial. El fin del aborto, incluso cuando llegue, no generará instantáneamente protección hacia los pequeños inocentes, y mucho menos reverencia por la castidad.
Así que esto todavía no es el final de una forma de vida, pero podemos esperar que sea el primer destello del principio del fin. El final, por supuesto, requerirá más cambios en la ley. Más aún, requerirá arrepentimiento, conversión, renovación de mentes y mucha misericordia.
Publicada en Mercatornet por | 07 de julio de 2022 | The beginning of the end of a way of life
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