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El juez y el presidente

El debate sobre la investigación con células madre embrionarias, ha vuelto a saltar en los medios de comunicación.

El pasado 23 de agosto el juez, Royce C. Lamberth, ha sentenciado que la orden ejecutiva de Obama de 2009 que permitió la financiación de estas investigaciones con dinero público, viola la prohibición de que los fondos federales se utilicen en investigaciones que destruyen embriones humanos.

Recordemos que esta financiación habí­a sido parada por el presidente Bush en 2001, pero en cambio formaba parte del programa presidencial de Obama. Bush habí­a permitido financiar la investigación con células embrionarias que ya se tení­an, pero habí­a prohibido financiar nuevas producciones de estas células que supusiesen destrucción de seres humanos en estado embrionario.

El juez Lamberth ha aplicado la enmienda Dickey-Wicker, que acompaña a los presupuestos del Estado y que dice que el dinero del gobierno no podrá ser usado para crear, destruir, desechar o «dañar» los embriones humanos en nombre de la ciencia de células madre.

Hay que aclarar que no se trata de una prohibición de investigación, sino de su financiación con dinero público. En EEUU apenas está regulada la investigación y experimentación con embriones. Está más regulado el uso del dinero de todos.

Esta sentencia ha levantado crí­ticas de diversos colectivos, especialmente de aquellos que ya han recibido cientos de millones de dólares para avanzar en su investigación. Pero también ha encontrado numerosos apoyos sociales en colectivos que defienden la protección del ser humano desde su concepción.

El 31 de agosto de 2010, la administración Obama ha apelado la suspensión ante el tribunal federal en Washington y pide que ésta no se aplique hasta que el Tribunal de Apelación no se pronuncie sobre el fondo del asunto.

Algunas conclusiones de esta situación.

Como se ve, no todo el mundo está acuerdo con que se destinen dineros públicos para actividades cuya ética está muy discutida. No es un caso de apoyo a las minorí­as o no, sino de que los fondos públicos realmente se destinen al bien común. Por eso la valoración ética de las actividades es imprescindible para su financiación.

Las leyes se aplican a todos por igual, incluidas las iniciativas del gobierno. Este, lógicamente también puede acudir a los tribunales para la continuidad de sus propuestas, pero sin considerar como una agresión al bien común una discrepancia como la de esta sentencia.

La sentencia de un juez puede ser discutida, pero no es ninguneada, ni mucho menos se elevan descalificaciones sobre la persona de ese juez.

Una última conclusión es que todaví­a persisten algunos tópicos difundidos en estos últimos años: la investigación con células extraí­das de embriones es la única esperanza de curación para muchos millones de enfermos.

No sé si acabará apareciendo alguna terapia seria por este camino que implica la destrucción de embriones, pero sí­ se que, en estos momentos, esta afirmación es puramente ideológica y no tiene que ver con la ciencia:

  • es un dato que en estos diez años la investigación utilizando embriones, apenas ha tenido ningún resultado positivo;
  • los terapias que han surgido con células madre, lo han sido a partir de las adultas, sin que fuese necesario destruir ningún embrión humano;
  • recientemente se ha abierto un campo importante en la investigación con la obtención de células con las caracterí­sticas de las embionarias (IPS) pero a partir de células de adultos
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