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El gris no es confuso sino claro: cristianismo, socialismo y aborto

Es difí­cil encontrar algo totalmente blanco o totalmente negro, por eso se suele hablar de que las cosas son grises. Es cierto que muchas veces los matices empañan la supuesta limpieza de los colores.

Pero lo anterior no significa que deba faltar claridad a la hora de pensar sobre los diversos asuntos.

Uno de los que están en el candelero estos dí­as se refiere a la coherencia entre ser cristiano y votar favorablemente la Ley del Aborto en el Parlamento.

Resumiento el debate es:

  1. Abortar un concebido ¿es malo sólo para los cristianos o para toda la sociedad?
  2. El aborto es un derecho, en algunas circunstancias, o es un mal menor, o se debe, siempre que se pueda, evitar porque es un mal absoluto.
  3. Votar favorablemente algo éticamente malo, es participar de la consecución de ese mal. Pero si lo que se vota es menos malo que lo que ya existe, entonces favorecer la ley serí­a bueno por ser un mal menor, siempre que se manifieste la actitud de rechazo respecto al mal.
  4. La Ley que se ha votado ¿favorece la impunidad del aborto, o la restringe? Los cristianos que han votado a favor, ¿han manifestado claramente su oposición al aborto?

Puede documentarse en:

San Agustí­n tiene demasiado razón: «Dicen lo que opinan, no lo que saben» (De civ, XII, 10)

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