Ante el continuado esfuerzo por legalizar la muerte asistida en varios países de Occidente, los especialistas en bioética están empezando a considerar las posibilidades de la “Eutanasia para la donación de órganos”. En un reciente artículo en el Journal of Medical Ethics (aquí), Zoe B. Fritz, especialista en Bioética de la Warwick University, sugiere que sería aceptable poner fin a la vida de un paciente en fase terminal –tanto esté consciente y de su permiso, como inconsciente y sin haberlo dado- por el interés que supone disponer de sus órganos. Sin lugar a dudas esto permitiría a los especialistas clínicos evitar el problema del deterioro prematuro de los órganos.
A los médicos, y a los que cuentan con la capacidad de decidir por otros se les supone que actúan por el “mayor interés” de un paciente incapacitado. El Dr. Fritz avanza una ingeniosa interpretación de lo que es para él un “mayor interés” y que permite la Eutanasia seguida de un trasplante de órganos. “El ‘mejor interés’ debería ser interpretado ampliamente de manera que permitiera incluir los intereses que la gente haya podido expresar de antemano en relación al bienestar de otros”, escribe. “Podrá así ese ‘mejor interés’ ser interpretado, en el caso de un paciente inconsciente, como la donación de un órgano no vital a un miembro de su familia”. Plantea el caso hipotético de una madre que se lanza delante de un camión para salvar a su hijo; accidente que la dejará en un estado vegetativo irreversible y a su hijo con un hígado dañado.
“El hecho de no llevar a cabo ese trasplante no redunda en beneficio de ninguno de los dos: imagina que la madre sobrevive a esas lesiones; imagina también que recupera el conocimiento y descubre que su hijo ha muerto porque la familia no estaba segura de si ella habría querido que su riñón fuera donado».
Fritz también arguye que no hay diferencia moralmente relevante entre retirar la alimentación artificial y la hidratación con la finalidad de disponer de órganos y el hecho de administrar la eutanasia con vistas a un trasplante.
“La actual práctica de retirar la alimentación y la hidratación administrada médicamente (CANH en inglés) a pacientes en estado vegetativo persistente (PVS en inglés) o de mínima consciencia –con la consecuente e inevitable muerte-, es un acto de menos valor ético que acabar activamente con la vida del paciente mediante la administración de un fármaco que lleve a una parada cardíaca. Este ‘acto’ más que esa omisión, permitiría a las familias estar presentes en la muerte de sus seres queridos y ahorrar a los pacientes potenciales efectos fisiológicos que acompañan la desnutrición y la deshidratación… Además haría posible -a aquellos que han expresado previamente el deseo de donar sus órganos- hacerlo de hecho, permitiendo así que sus deseos altruistas fueran respetados en el marco de una interpretación más amplia del’ mayor interés’”.
A principios de 2016 (aquí) un grupo de investigadores de Bélgica y los países Bajos informaron acerca de la práctica de la donación de órganos en sus respectivos países: contaron que había sido realizado en un pequeño número de casos con buenos resultados.
Artículo original de Xavier Symons https://www.bioedge.org/bioethics/acts-omissions-and-euthanasia-for-organ-donation/11987
Traducción Jordi Picazo
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Comments 1
Siento que ya llega mi momento y a pesar de mi testamento vital donde consta la donacion voluntaria de organos y el buen estado de casi todos ,se van a perder unas vidas por temas administrativos