157 académicos españoles han firmado un manifiesto en favor de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural. ¿Son muchos o pocos?
La paz y la convivencia social es uno de los principales objetivos de cualquier régimen de gobierno que se precie de ser honesto. Las fórmulas para concretar qué sea la paz y la convivencia, han variado y variarán con el paso del tiempo. Desde situaciones en las que personas individuales se arrogaban la capacidad única de tomar decisiones, hasta la anarquía más completa en la que continuamente se cambia el rumbo de las decisiones tomadas.
Parece que actualmente hay un consenso general en conseguir vivir en una sociedad que sea cada vez más democrática. Este sueño exige el esfuerzo de hacerse presentes en la decisiones concretas para definir el marco legal de esa convivencia social. No se trata, evidentemente de una sucesión continua de consultas populares sobre los temas más nimios. Pero sí parece conveniente que en los asuntos graves haya mesura y madurez democrática para legislar lo que sea más conveniente para alcanzar esa paz.
¿Me creo lo que acabo de escribir? Sí, me lo creo. Otra cosa es lo que me dicen mis ojos, y mis oídos. Estos me transmiten que, en este país, los temas sociales más importantes se utilizan como armas de destrucción masiva contra el «enemigo» -ese ciudadano de mi propio país que busca también el bien común pero que se atreve a discrepar de mí-.
Parece que todo el mundo está de acuerdo con que el aborto es una tragedia. Unos porque querrían abortar más y otros porque pensamos que se debería defender siempre al más débil. Acaso ¿no podríamos sentarnos todos para hablar en serio de cómo disminuir el sufrimiento general? Hay gente que ha pensado mucho sobre estos temas, y estaría dispuesta, sin duda, a hacernos partícipes de sus reflexiones. Después, habiendo formado una opinión ilustrada, nos gustaría poder votar.
Entonces llega la partitocracia -dictadura del que más puede en ese momento- y un grupo reducido de personas se siente con derecho a tomar en exclusiva las decisiones. Para ello no tiene vergí¼enza en actuar solapadamente para que la sociedad no sea muy consciente de lo que está tramándose. La actuación reciente de la Subcomisión para el aborto, de la Comisión para lo mismo y el informe esta semana de la Comisión de expertos, del Ministerio de igualdad, justifica la afirmación que acabamos de hacer. No digamos ya el flamante, e inoperante, Comité nacional de Bioética, que estos días ha empezado a levantar la voz un poco, pero sólo hablar, sin que diga nada serio. Expertos, comités, y subcomisiones cuyo nombramiento es de origen exclusivamente político, con una composición apreciablemente sesgada, y con una ausencia notable de pensadores.
La impresión es que a veces la posesión de votos, sustituye a la voluntad popular. En ninguno de los programas de los grandes partidos estaba incluido el aborto libre. ¿Por qué no se nos quiere consultar a los ciudadanos sobre tema tan grave?
Todavía está sangrando, y sin recibir el certificación de defunción, la Objeción a la asignatura EpC. Y «estamos» sacando adelante una ley que cambia sustancialmente nuestro concepto de derechos a la vida. Porque la llamada «ley de plazos», parte del principio de que durante ese plazo la vida humana que se desarrolla en el seno de una mujer es un «objeto». Se puede hacer lo que se quiera con él, no tiene ninguna dignidad.
En este panorama, que todos esos académicos -gente que normalmente estruja su cerebro pensando-, hayan alzado su voz y firmado un manifiesto unánime -que seguro no les va a producir subvenciones ni exaltaciones mediáticas-, acerca de las soluciones a adoptar, me parece sencillamente emocionante. Me parece un triunfo de la conciencia sobre el mercantilismo de apoyos mutuos imperante.
¿Son muchos o pocos? Para mí son muchos, pero quizá para los mass-media sean pocos. También es cierto, que cada vez más los mass-media empiezan a estar en manos de los ciudadanos que buscan la información contrastando noticias en la red. Por eso tengo esperanza, y seguridad, de que los que ahora son pocos acabarán siendo muchos.
Comments 2
Es una noticia muy positiva, y que anima mogollón. Hay mucha gente sensata por la vida (frase de doble sentido que espero se entienda en ambos).
No tengo ningún inconveniente, es más me gustaría, en que mi modesto blog de bioética figure entre los blogs de bioética de éste. Al fin y al cabo, somos un equipo.
¿cuál es tu blog?