martes, 17 de septiembre de 2024

¿Qué quieres decir cuando dices «muerte digna»?

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Ayer me entrevistaron en Antena3, para que hablase sobre el anuncio del gobierno español que prevé aprobar el próximo marzo una Ley sobre cuidados paliativos y muerte digna.

En el diálogo previo, el entrevistador y yo estuvimos de acuerdo en que no se podí­a decir nada sobre una ley de la que no existe un borrador conocido por los ciudadanos. Sin embargo él estaba animado porque era partidario de la «muerte digna».

Tras afirmarle que también yo estaba de acuerdo con tratar con dignidad a las personas en ese trance, le pregunté qué querí­a decir él cuando aludí­a a la «muerte digna». Su respuesta fue automática: «sin dolor». Pero -le contesté-, eso no deja de ser una obviedad, porque no conozco ningún partidario de la muerte «con dolor», entonces para qué hacer una ley de la muerte sin dolor.

Por eso la entrevista versó acerca del significado de los términos «muerte digna». Términos sobre los que existe una gran confusión en nuestra sociedad. Por una parte hay una petición general de que se respete la dignidad de la persona cuando llegan esos momentos. Por otra parte estos términos son utilizados de forma preponderante por instituciones o ideologí­as que buscan una legislación de la eutanasia.

Me parece que en la sociedad por «muerte digna» se están entendiendo tres situaciones distintas:

1. Cada uno tiene derecho a elegir el tiempo y el modo en el que quiere morir. Se hace hincapié en la autonomí­a de la persona para decidir cualquier cosa que le afecte. El máximo grado de libertad serí­a el de poder decidir sobre vivir o no. En este sentido también estarí­amos ante el más pleno respeto a la dignidad.

La sociedad, que debe respetar las libertades individuales, deberí­a asumir el deber de procurar la muerte en el tiempo y en el modo que uno lo pida. La sociedad -así­ se pretende-, no se ve afectada por estas decisiones que son meramente individuales.

2. La dignidad del hombre va ligada a su calidad de vida. Cuando se dice de alguien que «su vida no vale la pena», no es solamente una expresión de queja ante las dificultades. Más bien expresarí­a una realidad: si faltan determinadas condiciones para vivir -lo que llamamos calidad de vida-, esa persona ha perdido su dignidad. Por tanto acabar con su vida puede ser algo posible, e incluso necesario para la supervivencia de la sociedad.

3. El respeto por la vida del hombre es un valor que forma parte de la dignidad humana, y de la sociedad en la que vivimos. Por tanto «muerte digna» significa el conjunto de ayudas terapéuticas, psicológicas, espirituales, familiares y sociales, a las que se tiene derecho para ser tratado en el momento de la muerte de acuerdo con la dignidad humana».

Se trata de tres formas de entender la expresión, que se pueden resumir diciendo que hay unos que entienden que hay que ayudar en los momentos graves de la vida, y que hay otros que defienden que se legisle para acabar con la vida, cuando haya momentos que se consideren graves.

Un problema importante que aparece en el caso de que se opte por este último planteamiento, serí­a deslindar cuándo se trata de eutanasia y cuándo de ayuda al suicidio o sencillamente de homicidio. Se podrí­a exigir que para que se permita la eutanasia debe contarse con el consentimiento del que va a morir.

La experiencia de Holanda y Bélgica es que ante la dificultad de obtener ese consentimiento en esos momentos, fácilmente hay que acudir a algún responsable, habitualmente algún familiar. En la práctica bastantes médicos o personal sanitario son los que acaban tomando estas decisiones.

No sé si saldrá el borrador de la ley, ni que dirá, por tanto no puedo tener opinión sobre ese proyecto. Pero sí­ sé que cuando alguien habla de la «muerte digna», hay que preguntarle a continuación qué quiere decir. Porque si tomamos un modelo u otro de muerte digna, así­ será la sociedad que construyamos.

Para quien quiera conocer más la realidad holandesa recomiendo el libro Seducidos por la muerte del psiquiatra americano Herbert Hedin

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Comments 4

  1. Pingback: Bitacoras.com
  2. Gracias por escribir sobre ese tema. En mi paí­s, Costa Rica, gracias a Dios aún no se habla de eso. Pero da pena saber que en el «mundo civilizado», han perdido hasta este punto el sentido común.

    Importante lo de las definiciones.

  3. Koko says:

    Hola D. Francisco José es una lástima su desaparición de Infocatólica, ya que creo que usted tení­a mucho que aportar a dicha web. En fin, parece que es posible seguirle por aquí­. Sin embargo, no entiendo su marcha de esa página. Es verdad que habí­a escrito anteriormente un artí­culo que habí­a causado bastante polémica, pero pienso que no está justificada su ida de Infocatolica.

    Es verdad que hay temas morales muy delicados, pero al fin y al cabo, usted desde su humildad sólo mostraba su parecer, aunque es cierto que algunos se lo tomaron como algo personal. De hecho, yo escribí­ tratando de refutar su posición. Pero, reitero que podrí­a y puede ofrecernos artí­culos más que interesantes.

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