martes, 21 de enero de 2025

¿Es posible todaví­a soñar?

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Today, I Have a Dream from Wiland Pinsdorf on Vimeo.

He traí­do este ví­deo, precisamente porque estamos en tiempo de crisis, y podemos sentirnos tan acogotados que nos encerremos en nuestras conchas lamentándonos, y perdamos de vista el horizonte inmenso de la vda

Todo el mundo está de acuerdo con que se trata de una crisis económica, pero también sabemos que en la raí­z de esta crisis, hay un problema antropológico: ¿qué somos? ¿cómo nos relacionamos con los otros?

Podemos observar diversos posicionamientos, que podrí­amos calificar de curiosos: los que sencillamente niegan la crisis (es decir, los que mienten); los que se alegran porque piensan que sacarán partido electoral (es decir, los envidiosos); los que pasan de todo y se preocupan sólo de que a ellos no les falte (es decir, los egoí­stas). Falta poner el casacabel al gato y reconocer que estamos ante una cultura decadente en sus perspectivas sociales, e infantil en su amor a la superficialidad y al juego.

No es que el destino ya esté escrito, sino que no hay que dejar que nos lo escriban, y ponernos a la faena. Participar con acciones personales en la conformación de la cultura

Oigo muy poco, hablar de la crisis ética. Posiblemente el primer paso para salir de la actual situación, serí­a dejar de mentir y aceptar la realidad. Es demoledor que te mientan, que sepan que están mintiendo y que sepan que tu también sabes que están mintiendo. Es un juego agotador y que dispera las fuerzas y el tiempo que habrí­a que dedicar a construir.

El segundo serí­a cambiar el paradigma ético: «todo el mundo es bueno», y admitir que algunos comportamientos sociales son deleznables: corrupción, insultos, chanchullos…, y como tales deben ser rechazados por «todos». Todos sabemos que hay cosas que están bien y otras que están mal. Y los que se empeñan en mantener que sólo está mal fumar, ir 20 km por encima de la velocidad permitida, y la violencia doméstica, nos están haciendo un flaco servicio, porque hay otros muchos comportamientos peores.

Por último levantar la mirada para ver el horizonte y descubrir la grandeza de la vida. Entonces podremos sentir que tenemos fuerzas para conseguir una sociedad en la que todos seamos felices.

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