Today, I Have a Dream from Wiland Pinsdorf on Vimeo.
He traído este vídeo, precisamente porque estamos en tiempo de crisis, y podemos sentirnos tan acogotados que nos encerremos en nuestras conchas lamentándonos, y perdamos de vista el horizonte inmenso de la vda
Todo el mundo está de acuerdo con que se trata de una crisis económica, pero también sabemos que en la raíz de esta crisis, hay un problema antropológico: ¿qué somos? ¿cómo nos relacionamos con los otros?
Podemos observar diversos posicionamientos, que podríamos calificar de curiosos: los que sencillamente niegan la crisis (es decir, los que mienten); los que se alegran porque piensan que sacarán partido electoral (es decir, los envidiosos); los que pasan de todo y se preocupan sólo de que a ellos no les falte (es decir, los egoístas). Falta poner el casacabel al gato y reconocer que estamos ante una cultura decadente en sus perspectivas sociales, e infantil en su amor a la superficialidad y al juego.
No es que el destino ya esté escrito, sino que no hay que dejar que nos lo escriban, y ponernos a la faena. Participar con acciones personales en la conformación de la cultura
Oigo muy poco, hablar de la crisis ética. Posiblemente el primer paso para salir de la actual situación, sería dejar de mentir y aceptar la realidad. Es demoledor que te mientan, que sepan que están mintiendo y que sepan que tu también sabes que están mintiendo. Es un juego agotador y que dispera las fuerzas y el tiempo que habría que dedicar a construir.
El segundo sería cambiar el paradigma ético: «todo el mundo es bueno», y admitir que algunos comportamientos sociales son deleznables: corrupción, insultos, chanchullos…, y como tales deben ser rechazados por «todos». Todos sabemos que hay cosas que están bien y otras que están mal. Y los que se empeñan en mantener que sólo está mal fumar, ir 20 km por encima de la velocidad permitida, y la violencia doméstica, nos están haciendo un flaco servicio, porque hay otros muchos comportamientos peores.
Por último levantar la mirada para ver el horizonte y descubrir la grandeza de la vida. Entonces podremos sentir que tenemos fuerzas para conseguir una sociedad en la que todos seamos felices.