El 16 de octubre del 2008 el Pleno del Congreso aprobó la creación de una Subcomisión que estudiase la reforma de la ley del aborto. Este grupo de trabajo terminó de elaborar sus conclusiones el 19 de diciembre del mismo año. El 18 de febrero, con los votos favorables de PSOE, ERC, IU, ICV, BNG y Na-Bai, la Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados ha aprobado el texto de conclusiones de la subcomisión del aborto. El texto contó con el voto en contra del PP -que había presentado un voto particular – y la abstención de PNV y CiU.
Está ahora en manos del Gobierno Español la elaboración de una ley que será debatida por las Cortes. Lo que debe concretar la propuesta es el plazo del aborto sin dar ninguna razón, y el plazo del aborto por razones de salud -de la madre o del hijo-. Se parte de que hay una aceptación general de que abortar es un derecho de la persona, que todo profesional sanitario debe saber hacerlo para poder ejercer la medicina, y que ningún centro puede negarse a facilitarlo.
Hay un escollo importante en este caminar para otorgar al aborto libre la categoría de derecho humano, y es la sentencia del Tribunal Constitucional del año 1985, en la que se afirma que «la vida del nasciturus, en cuanto éste encarna un valor fundamental -la vida humana- garantizado en el art. 15 de la Constitución, constituye un bien jurídico cuya protección encuentra en dicho precepto fundamento constitucional».
Efectivamente en el planteamiento social y legislativo que se ha hecho hasta ahora, el aborto se contemplaba como una situación de conflicto de intereses entre la madre y el niño, por eso se «despenalizaba el aborto», porque se consideraba algo malo, pero mejor que su contrario. Con la reforma que algunos desean implantar las cosas cambian. El aborto pasaría a ser un derecho de la persona portadora del feto, que podría deshacerse de él sin responder de su acción ante nadie.
Estando así las cosas, discutir sobre la cifra del plazo para abortar «líbremente» me parece una ingenuidad. Tomás de Iriarte en su clásica fábula «Galgos o podencos», describe la discusión que tienen dos conejos acerca del peligro que se les echa encima. La discusión les entretiene y «en esta disputa, llegan los perros y pillan descuidados a mis dos conejos. Los que por cuestiones de poca monta dejan lo que importa, llévense este ejemplo»
Por supuesto que es mejor fórmula restringir a sólo 14 semanas, que ampliar a 16 la posibilidad de abortar. Pero las diferencias reales entre un feto de 14 semanas y uno de 16 son pequeñas. En definitiva, estamos en la situación de que hoy unos legisladores decidan 14 semanas, y dentro de un año -otros, o los mismos-, decidan 16.
El problema está en que algunos asumen que tienen la capacidad de juzgar cuantitativamente o cualitativamente sobre la vida humana. Nuestra cultura desde hace 2000 años reconoce en cualquier ser humano una dignidad que exige respetar su vida. Ahora se quiere sustituir el reconocimiento por la decisión. Se pretende que los grupos políticos, o legislativos, tengan capacidad de decidir acerca de la vida de un ser humano. Y esto no para dictar sentencia de muerte, o para llevarnos a la guerra, lo cual ya ha sido repudiado. Pero sí para decidir a partir de qué momento de su vida, ese ser humano está o no a merced de lo que decidan otros seres humanos. En la misma línea se pretenderá marcar qué condiciones de vida debe tener un ser humano para que se le respete, y qué condiciones de vida le quitan la exigencia de ser respetada porque se afirma que ha perdido su dignidad.
La fuerza legislativa y mediática de lo partidarios de este control sobre la vida humana es muy fuerte. Tanto que podría parecer fuera de la realidad discrepar de sus planteamientos. Sin embargo no es así. Primero, porque el valor de cualquier vida humana es tan alto que siempre convence cuando se toma tiempo para pensar en ello. En segundo lugar, porque el aborto o la eutanasia no dejan de ser un fracaso personal y social. Y en tercer lugar, porque es mucho más satisfactorio trabajar a favor de la vida que fomentar una cultura de la muerte.
Quizá es un buen momento para ver:
-
fjrhttps://www.bioeticablog.com/author/admin/
-
fjrhttps://www.bioeticablog.com/author/admin/
-
fjrhttps://www.bioeticablog.com/author/admin/
-
fjrhttps://www.bioeticablog.com/author/admin/
Comments 2
hola
se suele unir el debate de la eutanasia (pasiva) con el del aborto y creo que son cuestiones totalmente distintas, pues mientras la primera es en algunas ocasiones lo mas digno y deseable, por ejemplo, cuando es el paciente quien pide de forma explicita no ser sondado…que derecho tiene un familiar o un medico (mucho menos un politico) a no respetar su derecho a elegir??
en cuanto al aborto, tengo claro que nadie tiene potestad sobre la vida ajena ni derecho alguno a determinar cuando el feto tiene «calidad» de humano (opino que en el momento en que se unen el óvulo y el espermatozoide comienza una nueva vida) y como digo, al ser contrario a la pena de muerte, lo soy al aborto, que es un asesinato donde el condenado es además siempre inocente.
saludos
Biologicamente está probado que la Vida empieza desde la Singamia, desde unan célula hasta el trillón de células,conque nacemos, siempre es Vida, única e irrepetible,a través de la Unicidad y Continuidad, cualquier atentado contra este proceso, en cualquier momento de este proceso es un Crimen, que se llama Aborto, se podrá debatir desde el punto de vista Jurídico,Social,demográfico,político, ético…pero ante todo es un crimen por lo que debemos repetir como el profesor Lejuene ¡Abortar es Matar aunque el cadaver sea mjy pequeño!,no tendrá entierro,sepultura, estará escondido entre las gasas ensangretadas tiradas en el tacho de desperdicios biológicos…pero es un Crimen y al abortero que lo he ejecutado por mas que se lave sus guantes ensangrentados y los tire al tacho de la basura nadie le quita el ser un Criminal